Litio: Aún tenemos patria

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Señor director:

“El boom del litio se esfuma”, circuló tras la baja de 73% en el precio. Error. El desplome aparente se basa en los precios estratosféricos del ’22, una chifladura que todos sabían era efímera. Aun tras la fuertísima corrección, los US$ 21 por kg. de hoy siendo el cuádruple de la era pre boom.

No es momento para echarnos a llorar por lo ya farreado, sino de aprovechar lo que queda. El litio será clave en la transición energética durante un tiempo respetable porque ya es mucho lo que las automotoras han invertido en esta tecnología. Cualquier otro tipo de batería que emerja posiblemente coexistirá, al menos por un tiempo, con las de ion de litio.

Y no es necesario esperar años de desarrollo para ver las primeras lucas. Si normalizamos la anomalía que aqueja al litio y lo volvemos concesible quienes hoy son dueños de esos títulos verán un aumento explosivo e instantáneo en su valor. Podríamos entonces diseñar un impuesto sustancial a la venta, de recaudación inmediata. Mientras los precios sigan siendo atractivos las tres partes quedarían felices: el fisco, el titular y el comprador. El afectado -el titular- no perderá el interés, porque sabe que esa vía sigue siendo infinitamente superior a la alternativa: seguir recaudando el mismo cero de toda la vida.

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