El Mercurio
Mantener las escuelas siempre abiertas
es una materia pendiente en educación
Falta de agua potable o tomas son algunas de las razones más frecuentes para la suspensión de clases en Chile, según un informe realizado por el Centro de Incidencia Pública Pivotes.
La interrupción de clases, debido al cierre de las escuelas por motivos de diversa índole, afecta fuertemente no solo el aprendizaje de los escolares, sino también su desarrollo integral.
Ricardo Martínez, académico de la Escuela de Educación de la U. de los Andes, dice que “estudios publicados en 2023 por el Centro Nacional de Estadísticas en Educación en EE.UU. y por el Centro de Investigación en Políticas Educativas de la U. de Harvard, demuestran que la pérdida de clases tiene un impacto negativo duradero en los aprendizajes de los estudiantes, con consecuencias más graves en las comunidades vulnerables, y que la asistencia diaria a las escuelas es esencial para el éxito académico y el desarrollo de los niños y jóvenes”.
“Las escuelas son espacios fundamentales no solo para aprender, sino también para la salud mental y el desarrollo de habilidades socioemocionales en niños, niñas y adolescentes”, agrega José Manuel Astorga, miembro del equipo de Incidencia del Centro de Incidencia Pública Pivotes.
La organización, que promueve políticas públicas y soluciones privadas para abordar los desafíos del país, recientemente lanzó un informe que recoge evidencia sobre la importancia de que los estudiantes no pierdan clases, identificando las principales causas en Chile (“la suspensión por falta de agua potable para consumo humano y servicios básicos de saneamiento, así como tomas del Colegio de Profesores”, están entre las primeras, precisa Astorga) y sus consecuentes efectos en los alumnos.
“Cuando pensamos que la educación es el mejor regalo que podemos dejar a nuestros niños estamos pensando en el desarrollo social, emocional, de convivencia, de hábitos, de contenidos, etcétera, herramientas que les van a durar para toda la vida. Sin embargo, esas habilidades no se desarrollan estando matriculados en el colegio, sino que practicándolas. Y para eso, hay que ir a clases regularmente”, explica Rebeca Molina, directora ejecutiva de la Fundación Presente.
En esta línea, la especialista indica que la evidencia demuestra que, entre otros, el ausentismo crónico disminuye el logro educativo en aproximadamente un 2% y reduce la probabilidad de acceder a la educación superior.
Asimismo, el faltar a clases seguido se ha relacionado con una serie de problemas psicosociales y de comportamiento, incluyendo una mayor probabilidad de deserción escolar, trabajos mal pagados, embarazos no deseados, abuso de drogas y alcohol, y delincuencia juvenil”, según recoge un levantamiento de evidencia bibliográfica realizado por la Fundación Presente.
Sin embargo, afirma Astorga, “a pesar del consenso sobre lo relevante que es la apertura de los colegios para el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes, llama la atención la facilidad y frecuencia de la suspensión de clases en Chile. Lamentablemente, no tenemos el dato de cuántos días, en promedio, cierran los colegios por estas causas. La falta de información agregada es parte del problema”. Y añade: “Hay que evitar la normalización del cierre de las escuelas. No podemos tolerar que las escuelas interrumpan sus actividades por falta de agua potable, tomas ilegales, aquellas en oposición a las huelgas legales u otras causas de suspensión autorizadas por la Seremi de Educación, o funerales narcos”.
En ese sentido, la organización propone:
“Que la educación sea reconocida como un servicio esencial o de utilidad pública en la legislación chilena. Esto garantizará que el derecho a la educación de los escolares del país no esté constantemente condicionado por decisiones arbitrarias, sino que esté protegido por una regulación adecuada que asegure su acceso continuo y de calidad”, puntualiza el experto de Pivotes.
“Chile ha implementado políticas y programas de intervención temprana que buscan reducir la inasistencia y abordar sus causas subyacentes. En concreto, el Plan de Reactivación Educativa del Mineduc se refiere explícitamente al fenómeno del ausentismo crónico y medidas para revertirlo. Sin embargo, y considerando que la evidencia sugiere que los escolares no deben perder clases, se necesita un acuerdo nacional que minimice al máximo la suspensión de clases y que entregue autonomía a las comunidades educativas sobre cuándo y en qué condiciones suspender clases por condiciones climáticas u otras, según parámetros o lineamientos ministeriales”, señala Víctor Ruiz, decano de la Facultad de Educación de la U. San Sebastián.
Conoce aquí el estudio «Importancia de la apertura de los colegios», preparado por José Manuel Astorga, abogado y magíster en Derecho Constitucional de la Pontificia Universidad Católica y Elisa Cabezón, economista de la Pontificia Universidad Católica.