El Dínamo
Pivotes
la apuesta de Bernardo Larraín Matte para contribuir el nuevo “proyecto país”
El empresario Bernardo Larraín Matte está en modo “multifoco”: junto a la gestión de CMPC y Colbún, compañías de la familia Matte, sumó Pivotes, el laboratorio de políticas públicas, experimentación e innovación que fundó a fines del 2021 con el objetivo de aportar al debate en que se encuentra sumida la sociedad y la política chilena.
Pivotes fichó a la ingeniera Angela Cepeda (como directora ejecutiva), al periodista Sebastián Rivas (director de contenidos), entre otros integrantes, como Joaquín Barañao, autor de “Historias freak”; a Rafael Palacios, ex secretario general de la Sofofa; la economista Elisa Cabezón y Paula Streeter, directora de 40c Consultores.
La misión de Pivotes es incidir en la discusión, en especial a través de las iniciativas En Foco. Larraín Matte explica a El Dínamo que se debe poner el lente en 4 brechas o desafíos que se han profundizado en el Chile de hoy. Ahí yacen las brechas educacionales agravadas por la pandemia; la precariedad laboral escondida por el trabajo informal, las falencias del servicio y el empleo público y la pérdida de dinamismo de la economía de recursos naturales.
“En estos últimos uno puede observar claramente un deterioro de la inversión en Chile, no solamente en recursos naturales, sino que a nivel transversal. Y es muy preocupante”, apunta Larraín, explicando que en estos cuatro desafíos hay “percepciones instaladas o bien tensiones ideológicas o realidades objetivas que están trabajando en el fondo, que esto avance”.
Larraín señala a la economía de recursos naturales como uno de los ejemplos de las percepciones instaladas, donde se le apuntó como un sector “extractivista, rentista, que no agrega valor, que no haya innovación, que son industrias obsoletas, cuando la realidad indica exactamente lo contrario”.
El empresario responde que por el contrario, la economía de recursos naturales es una de la industrias protagónicas de los desafíos del siglo XXI, como la transformación energética, la carbono neutralidad, la alimentación sostenible o la construcción sobre la base de productos de fibra natural.
“Siempre se supone que el valor agregado es, por ejemplo, producir baterías en vez de litio, en circunstancias que todos los países que se han desarrollado en base a sus recursos naturales, como Australia, Canadá, Nueva Zelanda y que se siguen desarrollando en base a ello, lo que hacen es un valor agregado hacia atrás”, detalla.
El litio y la empresa estatal
La electromovilidad está en la agenda de la mayoría de los países, en especial, aquellos productores de litio, donde Chile se perfilaba como actor relevante, pero que ha sido superado por Australia y con Argentina acercándose rápidamente, según datos del 2021 del Servicio Geológico de los Estados Unidos.
Sin embargo, la minería teme que avance la idea de un empresa estatal de litio y que terminemos por perder una oportunidad para la economía chilena.
La fórmula que maneja el gobierno del presidente Gabriel Boric es que una compañía estatal con participación de privados como accionistas minoritarios, aún cuando el ministro de Hacienda, Mario Marcel, señaló que el desarrollo del mineral no se concibe sin la participación activa de privados como parte de una industria “diversa”.
“Esa no es la manera, porque vamos a elegir a un accionista mayoritario o a dos, siendo que hay 10, 15, 20 empresas que son las que proveen las mejores tecnologías. ¿Por qué no hacemos una convocatoria internacional? Exigimos ciertos estándares ambientales, establecemos una regulación en el fondo para ver cómo se distribuye el valor del litio extraído y una vez de ahí el rol del Estado es hacer una convocatoria internacional para que sea la mejor empresa de litio las que empiecen a explorar y para luego producir en el fondo el litio y ojalá recuperar el tiempo perdido. Ya hemos perdido mucho tiempo porque esta esta ventana del litio es una ventana que se abrió ahora, aumentó mucho la demanda por la electromovilidad. El precio llegó a 70.000, se multiplicó por ocho y eso no va a ser eterno. Entonces ya perdimos esa primera ventana, no perdamos la segunda”, reflexiona Bernardo Larraín.
¿Hay doble discurso respecto a una empresa estatal?
-La empresa estatal es un planteamiento que nosotros siempre hacemos y lo hacemos en el fondo, en el foro de recursos naturales de En Foco, decimos, bueno, el Estado tiene la capacidad para crear empresas estatales si así lo decide. El punto es que se creen bajo ciertas condiciones. Primero por ley y segundo que operen en igualdad de condiciones que operan las empresas privadas.
La empresa estatal no es un buen vehículo para ser política pública y por lo tanto es fundamental el principio de neutralidad competitiva, o sea, que empresas estatales y privadas participando, por ejemplo, en el mercado del litio tengan exactamente las mismas condiciones, operen bajo las mismas condiciones, cooperen con las mismas exigencias ambientales. En el pasado ya vimos como, por ejemplo, la norma de emisión, que primero se aplicó, principalmente las termoeléctricas, se eximió a las a las empresas estatales que son refinerías.
Bernardo Larraín ejemplifica con el caso de Bolivia y su empresa nacional del litio, donde la iniciativa comercial quedó estancada desde el 2008, con el Estado manejando la cadena de producción, con la promesa de crear baterías y para el 2015, fabrica autos. Sin embargo, Bolivia hoy se encuentra estacando y con el presidente Luis Arce intentando reflotar el proyecto de Evo Morales.
“Entonces es mucho más sano que el Estado genere un marco regulatorio, quizá articular con el sector privado una cierta zonificación territorial, un levantamiento de líneas bases ambientales y también un modelo de cómo se distribuye el valor que genera el litio para que después de ese punto lo que haga lo cierto es invitar a las mejores empresas internacionales y chilenas que tengan la tecnología para desarrollar el litio en forma sustentable”, explica el también ex presidente de la Sofofa (2017-2021). Señala que por ello una de las iniciativas de En Foco tiene como objetivo re dinamizar la economía de recursos naturales, a través de una alianza entre el Estado, gobernanza público privada en territorios específicos, donde participen empresas, gobiernos regionales y la academia, activando la participación ciudadana.
Sin embargo, Larraín advierte que Chile agota el tiempo para retomar el terreno en la carrera del litio.”No hay empresas nuevas que estén desarrollando proyectos de litio en Chile. Solamente lo está haciendo Codelco”, a la cual se le entregó la operación del Salar de Maricunga, que hace poco se reactivó y que es el ejemplo claro de lo que pasa cuando se ponen las fichas en una empresa pública existente o “por crear una y dejar todo el resto congelado es una aberración. Esa es la verdad. Lo necesario -insisto- es crear esta gobernanza público privada que levante y que genere zonificación y diálogo territorial con las comunidades vecinas y al mismo tiempo una agencia del Estado que en paralelo haga esa convocatoria internacional”.
“Tenemos que ver una forma de que el litio, el hidrógeno verde y tantas otras oportunidades que tiene Chile, se desarrollen, generemos exportaciones y recaudación tributaria pero también el territorio vea una mejora sustancial en su bienes públicos”, añade.
El terremoto educacional chileno
Una de las preocupaciones de Pivotes a través de En Foco, es el estado de la educación en Chile tras la pandemia.
Larraín afirma que al igual que en la economía de recursos naturales, en la educación también hay percepciones instaladas en cuanto a que la hegemonía debe ejercerla el Estado, lo cual va a dificultar la forma en cómo el país debe enfrentar el terremoto educacional tras la pandemia.
“Chile fue el país que más tuvo inasistencia a clases el mundo y otros países que tuvieron menos inasistencia, están activando planes de recuperación educacional gigantescos, muchas veces más de lo que el Gobierno de Chile está planteando en el fondo para enfrentar este desafío”, explica.
“Hay verdad instalada de que la educación, como prestación, tiene que ser principalmente el Estado y si lo hace un privado, a través de un colegio particular subvencionado, con el Estado prescribiendo con precisión cuáles son los posibles usos de los recursos, bueno, eso está quitando la autonomía lo establecimientos educacionales, los está llenando de burocracia”, señala Bernardo Larraín respecto a la forma en que el Estado está distribuyendo los recursos para educación.