Simce:

La debacle provocada por los bajos resultados de la Prueba Simce -la primera pospandemia, tomada a más de 400.000 alumnos de cuarto básico y segundo medio en noviembre de 2022- trajo coletazos en todo el sistema educativo. Según un estudio de Fundación Pivotes, tomará varios años para que el puntaje promedio de la prueba retome el nivel que tenía en 2018, el último Simce válido que se rindió antes de la crisis sanitaria. “Lo que hicimos fue realizar una proyección de resultados para los próximos 30 años, usando la trayectoria pasada”, explica Bárbara Manríquez, economista, exjefa de gabinete del Ministerio de Educación e investigadora de Pivotes.

“Revisamos cómo fue la evolución de los puntajes en los 10 años anteriores a la pandemia y aplicamos esas tasas de crecimiento a los que se pueden esperar en el futuro”, señala. Para hacerse una idea, antes del 2018 se subía unos modestos 3 o 4 puntos cada año. Gracias a que el Simce es una prueba estandarizada, se puede establecer una correlación entre variaciones de puntajes y tiempo. Según las investigaciones, un año escolar equivale entre 0,25 y 0,3 desviaciones estándar del puntaje. En la última rendición lo que se vio fue una baja pronunciada. Por ejemplo, el puntaje promedio en la prueba de Matemática de cuarto básico disminuyó 10 puntos, quedando en 250 puntos. La estimación de Pivotes sugiere que pasarán ocho años para alcanzar el nivel prepandemia. Es decir, recién en el año 2030 el Simce de Matemática de cuarto básico alcanzaría los 260 puntos, que el fue el valor que tuvo en 2018.

Para la prueba de Matemática de segundo medio, que bajó 12 puntos en la última medición (quedó en 252), se proyecta que tomará nueve años volver a los 264 que registró esa misma prueba en 2018. “En el caso de lectura en segundo medio la situación es más preocupante, como los puntajes ya venían a la baja, no es posible proyectar esta recuperación al nivel prepandemia”, agrega la investigadora. La presencialidad es un componente crítico, comenta. “Aún no es posible realizar todos los análisis, pero en forma preliminar se muestra que las escuelas que estuvieron más tiempo cerradas durante la pandemia tuvieron una mayor disminución de puntaje”, indica. “La idea del análisis es poder levantar alarmas para que tomemos medidas y que esa recuperación sea más rápida”, destaca.

No perder clases

Angélica Cepeda, directora ejecutiva de Pivotes, comenta que es vital monitorear con datos la evolución de los estudiantes. “Lo importante del Simce es que tenemos una radiografía y de ahí, según cada caso particular, se deben ir tomando acciones”, asegura. En esa misma línea, propone darles autonomía a las escuelas con los presupuestos. “Al final, son las que mejor saben cuáles son las necesidades de sus estudiantes”, destaca.

“Hay un presupuesto que es de la ley SEP (Subvención Escolar Preferencial), que estamos impulsando para que se flexibilice y puedan definir en qué usarlo; hoy es restringido a ciertos ítems. Es un proyecto que está en el Congreso y puede ayudar mucho en esta mejora de brechas”, explica. “Ya se comprobó que las clases presenciales son el motor del aprendizaje y no es posible reemplazarlas en un 100%”, enfatiza.

Factores no académicos

“El estudio de Pivotes hace algo bien interesante, que es tratar de proyectar qué es lo que va a pasar en los próximos años. Hace también un muy buen punto respecto a la importancia de la reapertura de las escuelas”, opina Álvaro González, académico de la Universidad Católica Silva Henríquez y director del Centro de Investigación para la Transformación Socioeducativa. Lo que no comparte es la idea de igualar las condiciones de antes y después de la pandemia. “No es algo homologable”, destaca. “Los resultados que venían de 2018 hacia atrás responden a un escenario curricular muy distinto; en el currículum priorizado, que se viene trabajando desde 2020, lo que se evalúa es diferente”, sostiene.

Resalta también la importancia de otros indicadores que no son académicos, como el aprendizaje socioemocional o los temas de convivencia. “Antes no estaban tan álgidos en los colegios; actualmente sí lo están y me parece que van a hacer que demore menos tiempo en recuperar los puntajes”, indica el académico. Destaca las recomendaciones del Consejo para la Reactivación Educativa. “Hay varias orientadas a monitorear los aprendizajes, utilizar otro tipo de evaluaciones, usar más el diagnóstico integral de aprendizaje, las que permiten tomar acciones de mejora mucho más rápido sin tener que esperar los resultados del Simce de un año a otro. A mi juicio, va a ser la mitad de tiempo que estima este informe lo que se va a demorar el sistema en recuperar los aprendizajes”, proyecta.

Foco en la lectura

“Hay iniciativas que está haciendo el gobierno en reactivación educativa que pueden ser súper valiosas en la medida que estemos implicados distintos actores: padres, profesores, organismos de la sociedad civil. Sé de varias ONG que están tratando de apoyar, la iniciativa de tutores también”, comenta Carla Muñoz, académica de la Universidad Católica del Maule e investigadora principal del Núcleo Milenio para la Ciencia del Aprendizaje.

Un punto crucial es la lectura, agrega. “Si no comprendo lo que leo, es difícil que pueda esperar tener mejores aprendizajes a lo largo del tiempo, y no solo a nivel escolar, sino también en la universidad”, señala. “Todavía en cuarto básico vemos que no hay diferencia entre el Simce 2018 y el de 2022, pero ojo, eso no significa que no tengamos problemas, porque siempre los resultados son más bien a la baja”, advierte. “Tenemos un desafío de cómo se enseña a leer en Chile, cómo se enseña a comprender diferentes tipos de textos y, en las universidades, cómo estamos enseñando a enseñar”, destaca.