¿Desmantelar la democracia?

Señor Director:

En una columna publicada el sábado, Javiera Arce-Riffo realiza una serie de críticas al borrador de texto de la propuesta constitucional (todavía en discusión), en que hace observaciones categóricas que acompaña de pocos argumentos.
Me quiero detener en una: el que la modernización del empleo público que plantea el borrador, y que en parte relevante proviene de una iniciativa popular de norma impulsada desde Pivotes, sería el disfraz de una reducción de la administración pública y el correspondiente debilitamiento del Estado.
Nada de lo que plantean las normas aprobadas debilita a la administración del Estado, sino que todo lo contrario. Si se revisa con rigurosidad el texto, se puede observar que el sistema único de empleo público justamente apunta a reforzar la administración y blindarla de la captura política. Incentivos a la movilidad, limitación de los cargos de exclusiva confianza y un reforzamiento orgánico del Servicio Civil bajo ningún punto de vista pueden ser interpretados como una “reducción del Estado”.
Por lo demás, si se lee el artículo 112 del borrador se puede ver cómo el fortalecimiento de la carrera funcionaria es un pilar esencial del sistema propuesto, en línea con los países que ella sugiere como modelos. Cabe destacar que todas estas características están completamente ausentes en el actual estatuto administrativo chileno, donde los funcionarios públicos no pueden crecer dentro de sus servicios ni hacia otras instituciones del Estado.
Para subir el nivel del debate hay que analizar las normas en su mérito, tanto cuando provienen de quienes piensan como uno como cuando no es así.