El Líbero
DOGE en Educación
Señor director:
La Agencia DOGE abrió un debate sobre los efectos de la regulación. Esta es clave para la calidad y transparencia, pero un exceso puede dañar los sistemas que busca mejorar. La sobrerregulación del sistema educativo chileno es un claro ejemplo de este fenómeno.
Según Educación 2020 los equipos directivos dedican entre 40% y 80% de su tiempo a tareas administrativas. Deben descuidar liderar la mejora de la educación para cumplir una avalancha burocrática. Por ejemplo, deben rendir cuenta del uso de cada subvención con procedimientos y restricciones especiales, lo que implica un gran desgaste y costos. En convivencia escolar y resguardo de derechos, los reglamentos internos deben ajustarse a instrucciones genéricas de la Superintendencia, que producen gran incertidumbre sobre el estándar aplicable.
¿No será más efectivo simplificar las subvenciones, dar a los colegios autonomía y centrar la fiscalización en los usos ajenos a fines educativos? ¿O aprobar un reglamento tipo claro, de uso voluntario? El debate en torno a la Agencia DOGE es una oportunidad para reflexionar sobre el esquema regulatorio que imponemos a los colegios y en qué medida contribuye a que se enfoquen en lo que importa: educar y resguardar los derechos de sus estudiantes.