El Mercurio
Empezar a desatar el gridlock
Señor director:
Ciudadanos y académicos parecen tener un acuerdo. El último Informe de Desarrollo Humano del PNUD señala que los ciudadanos creen que su voto o participación en el debate público no es eficaz para generar cambios sociales. En un seminario reciente en la UNAB, Robinson, Velasco y Briones convergieron en el concepto de gridlock, la incapacidad para alcanzar acuerdos que permitan grandes reformas.
Donde hay más discrepancias es en las causas. Los ciudadanos culpan a los liderazgos políticos de gobierno y oposición por no lograr acuerdos. Briones y Velasco apuntan al sistema político-institucional, mientras que Robinson esgrime la falta de un proyecto colectivo que una a la sociedad.
Mejor asumir que es una combinación de las tres, y que se retroalimentan. Sin embargo, ¿cuál es la tecla que tiene más potencial para volver a echar a andar ese engranaje reformista? Algunos piensan que basta con cambiar los elencos, mientras que otros hacen llamados solemnes a construir un proyecto colectivo, como si este fuera algo que surgiría espontáneamente en una sociedad tan diversa y compleja.
Ni el cambio de elencos ni los proyectos colectivos romperán el gridlock si no tocamos antes una tecla mucho más aburrida: el engranaje del sistema político. Este es disfuncional y fue diseñado para realidades culturales, sociales, tecnológicas y económicas muy distintas a las actuales. No da para más. Aquí, el orden de los factores sí altera el producto.
Chile no puede seguir con campañas plagadas de propuestas populistas, efectistas e identitarias que ignoren las necesarias reformas institucionales. Si queremos que la democracia representativa recupere su eficacia y legitimidad, es esencial reformar el sistema político. Solo así, proyectos colectivos, impulsados por distintos elencos, podrán ejecutarse con mayor probabilidad de éxito.
Candidatas y candidatos tienen la palabra para que este sea un tema relevante en las campañas que se inician.