La Segunda
Heladas
El jueves 11 y viernes 12 de julio se suspendieron las clases en seis comunas del Maule a causa de bajas temperaturas.
La red de estaciones que publica el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia de la Universidad de Chile arroja para esos dos días mínimas de -2,2 en Colbún, -0,7 en San Javier, -0,7 en Villa Alegre, -1,3 en Yerbas Buenas y -2,0 en Linares. Nada extraordinario para la época, como de hecho reflejó el aviso de la Dirección Meteorológica de Chile: heladas «de normales a moderadas». Fue más frío el miércoles 10, tal como señalaban los pronósticos, pero ese día no rigió la suspensión.
El verdadero fenómeno es lo mucho que ha bajado el umbral de suspensión en el último tiempo. Esas mismas estaciones muestran en años recientes registros de -4,1, -5, -4,2, -5,4 y -5, y, hasta donde sé, la vida seguía. Lo que antes era un evento límite que se justificaba solo ante situaciones de real emergencia se ha vuelto una medida precautoria. Pero ese «gatillo fácil» no es gratis.
No hay dos opiniones respecto a la importancia de la asistencia a clases en el aprendizaje.
Si una sala no está acondicionada para soportar heladas normales en Maule la respuesta proporcional no es la medida extrema de suspender clases, sino que invertir en calefacción y/o aislación de forma urgente.
No podemos seguir cerrando colegios con tanta facilidad.