EL MERCURIO
Litio y Enami: ¿sólo sé que nada sé?
Señor Director:
En 2016, el entonces vicepresidente ejecutivo de Enami, Jaime Pérez de Arce, manifestó su optimismo respecto de los prospectos litíferos de la estatal: “Hemos hablado con muchas personas, estamos bien avanzados”, decía.
¿Cómo vamos siete años después? Ni siquiera asomos de inicio de faenas. Pese a su posicionamiento en cinco salares altoandinos que harían delirar a empresas chinas o australianas, el boom del litio se les pasa por encima. Pérez de Arce ha vuelto al cargo —es su cuarta designación— y su entusiasmo sigue tan incombustible como voluntarista. Ha declarado que buscan socios, pero aclara de entrada que “Enami no tiene recursos para invertir en un proyecto de litio que tiene un alto riesgo” y, joya socrática, “nosotros sabemos que no sabemos de esta industria”.
Ante la perspectiva de un socio así de calamitoso, que ha demostrado su incapacidad a lo largo del tiempo, que declara carecer de capital, y que confiesa no entender de litio, ¿no sería más razonable cobrar un suculento royalty, exigir altos estándares ambientales y dejar hacer a los especialistas antes que presionarlos a semejante asociación?