Sistema político:

Señor director:

Esta semana se presentó por parte de un grupo transversal de senadores un proyecto de reforma constitucional para arreglar dos aspectos críticos de nuestro sistema político: la brutal fragmentación, que nos tiene con más de 20 partidos con representación parlamentaria; y la proliferación de díscolos que compiten en la lista de un partido político pero al poco tiempo se transforman en “llaneros solitarios” que dificultan las negociaciones políticas.

Llegar a este proyecto de reforma constitucional, suscrito por senadores de distintos sectores políticos, era una tarea de alta complejidad, y por lo tanto no queda más que celebrarlo. Sin embargo, la propuesta va a enfrentar un camino pedregoso, especialmente en la Cámara de Diputados, donde sectores políticos con poca presencia en el Senado van a jugar un rol importante.

La más probable estrategia para quienes se opongan a este avance no va a ser sincerar el conflicto evidente de intereses que pueden tener, sino más bien entrampar el avance del proyecto. Surgirán nuevas propuestas, algunos querrán incorporar reglas de paridad, otros reducir el número de parlamentarios. Usted podrá incluso estar de acuerdo con estas iniciativas, pero no se confunda: todo añadido que se apruebe pone en riesgo un acuerdo político tan frágil como relevante. Por lo mismo, el foco debe estar puesto en cuidar este consenso, y distinguir a aquellos que contribuyen a su avance de los que quieren mantener las cosas tal y como están: trabadas.