Y la definición de los salares, ¿cuándo?

Chile exhibe decenas de salares litíferos, pero sólo uno en producción. El resto sigue lastrado por la absurda restricción regulatoria de 1979. El calendario de implementación de la estrategia nacional del litio señalaba que durante 2023 se definirían los criterios y procedimientos para definir áreas y estatus de protección. Es marzo, y aún no sabemos en qué salares podríamos ver novedades.

Es mucha la plata que dejamos arriba de la mesa. Si en 2004 suplíamos 2/3 de la producción mundial, hoy es sólo un 1/4, y bajando rápido. Supongamos que nos hubiésemos desembarazado del bozal de 1979 y hubiésemos perdido 10 puntos porcentuales menos de participación. A precios de hoy, el Fisco perdería US$ 680 mil diarios, o casi 250 millones al año. Los años 2022 y 2023, de precios muy superiores -1.180 y 1.010 millones-, decenas de veces lo necesario para subsanar la crisis en Atacama (con litio atacameño, por lo demás). Y ni siquiera incluyo los miles de empleos muy bien remunerados, ni la reinyección de utilidades a la economía bajo la forma de inversiones.

La abrupta baja reciente en el precio no es motivo para restar urgencia. Sí, baja la recaudación, pero nuestro litio de salmuera es de los pocos que sigue siendo rentable, y numerosos empleos pueden ser aprovechados sólo aquí y en un par de otros sitios. Además, los precios de los minerales son siempre fluctuantes y bien podríamos ver un repunte igual de abrupto. Y si eso ocurre, que nos pille preparados.