El Mercurio
Cuenta Pública, cuentas por cobrar
La Cuenta Pública es un acto republicano en que el presidente le presenta a todo Chile los avances y compromisos de su mandato. Este importante acto democrático, que le entrega al mandatario un espacio para defender su gestión, también debiera aprovecharse para que la ciudadanía pueda cobrar desafíos no abordados. Me gustaría centrarme en tres áreas en que la administración actual ha estado al debe con los chilenos: aprovechar el boom del litio, creación de empleos formales y recuperación del aprendizaje escolar.
Hoy existe una relevante demanda mundial por litio, y Chile cuenta con las reservas más baratas de extracción, que no están siendo aprovechadas. Necesitamos una política que permita extraer este mineral de la manera más rápida, eficiente y sustentable posible, y así lograr que cuantiosos recursos lleguen a nuestras arcas fiscales. La herramienta para este objetivo es clara: permitir que el litio sea concesible para que las empresas con la mejor tecnología puedan competir en su producción, y así nuestro país pueda capturar mayores rentas.
La Estrategia Nacional del Litio, en vez de priorizar la extracción rápida y sustentable, ha priorizado que el Estado sea el productor principal, ralentizado la producción nacional. ¿Cuántos recursos hemos perdido los chilenos en estos dos años por no permitir que los mejores actores entren a extraer el oro blanco? Importante cuenta por cobrar.
Luego está el empleo.
Si revisamos los datos administrativos, durante el gobierno de Gabriel Boric el empleo formal se ha reducido en 143.430 puestos.
Es una caída relevante. Y a pesar de esto, en el discurso se celebran medidas que han encarecido la contratación formal, como el alza del salario mínimo y la reducción de la jornada laboral, y se anunció avanzar hacia la negociación ramal que arriesga debilitar más todavía el mercado laboral.
¿No será hora de que en el debate hablemos de medidas que faciliten la creación de empleos con seguridad social? Rediseñar nuestro costoso sistema de indemnización por despido, reduciendo los montos y hacerlo a todo evento, junto con mayor flexibilidad en las jornadas laborales, son medidas que incentivan la contratación formal, ampliando la cobertura de empleos de calidad.
Por último, en el discurso se habló de deudas relacionadas a la educación: deuda del financiamiento de la educación superior y deuda de los profesores. Pero no se mencionó la principal deuda que tenemos: el aprendizaje perdido en la educación escolar y preescolar, por el cierre de clases presenciales. Estos cierres no solo ocurrieron durante la pandemia, sino que hoy en día se suspenden clases fácilmente por diversas razones, como lluvias, funerales de narcotraficantes y falta de acceso a agua potable, entre otras.
El anuncio del Gobierno de la condonación del CAE hace unas semanas se apoderó del debate público. ¿No sería mejor focalizar esas energías y atención en mejorar la educación escolar y preescolar? ¿No sería mejor que el Gobierno se centrara en medidas que permitan mantener los colegios abiertos y garantizar el acceso continuo a la educación de millones de niños? Al parecer, las prioridades del Gobierno no están puestas acá.
El Presidente Boric mencionó que el norte de su gobierno es avanzar hacia una economía con crecimiento, con más justicia y cohesión, y con más seguridad económica y social. Pues bien, generar ingresos fiscales a través de la extracción del litio de la forma más rápida y eficaz posible, facilitar la creación de empleos formales con seguridad social y garantizar el acceso a la educación escolar y preescolar a nuestros niños son medidas que apuntan hacia estos nobles objetivos.
Elisa Cabezón, directora de Evidencia en Pivotes