EL DÍNAMO
Educación en Atacama:
la hora de las soluciones
Hay algo peor: el problema se visibilizó a principios de año, pero nadie hizo nada. ¿Cómo es posible que después de una pandemia que ya generó suficiente atraso en el aprendizaje, los niños y jóvenes estén siendo víctimas de esta negligencia?
El aumento de la brecha educacional que afecta a los niños más vulnerables en Chile sigue creciendo. Ya en junio, con los resultados del Simce, se confirmó que los colegios con más días cerrados en la pandemia retrocedieron significativamente en lenguaje y matemáticas. La recuperación podría llevar hasta 9 años, lo que añade un sombrío panorama para aquellos que ya se enfrentan a desventajas socioeconómicas.
Sabiendo todo eso, el caso de los colegios públicos en la Región de Atacama sólo puede generar indignación. La desesperación y el abandono de miles de estudiantes y docentes alcanzan niveles inaceptables. Profesores en paro durante más de 50 días, más de 30 mil estudiantes sin clases y un año escolar que pende de un hilo a menos de dos meses de su término.
Y el estado de esos establecimientos duele aún más. Baños y alcantarillados que no cumplen con las mínimas normas sanitarias, ratones caminando libremente por las salas, escuelas sin los recursos necesarios para las tareas prácticas, y clases superpobladas en espacios diminutos. Esto no solo es un atentado contra la educación, sino también contra la dignidad de quienes allí estudian y trabajan.
Hay algo peor: el problema se visibilizó a principios de año, pero nadie hizo nada. ¿Cómo es posible que después de una pandemia que ya generó suficiente atraso en el aprendizaje, los niños y jóvenes estén siendo víctimas de esta negligencia?
Los Servicios Locales de Educación Pública nacieron en 2017 como una nueva forma de entender la Educación Pública y garantizar el acceso a la enseñanza gratuita, de calidad e inclusiva. Aunque cueste creerlo, los colegios en paro en Atacama pertenecen a uno de los 11 SLEP que se han creado hasta este momento. Debieran ser la referencia de la innovación educativa, pero hoy están en el centro de la crisis. ¿Cómo van a lograr la promesa con que fueron creados en estas condiciones?
El ministro de Educación, Nicolás Cataldo, admite que esta crisis no es un problema reciente. ¿Por qué entonces han tardado tanto en tomar medidas? La indiferencia ante este desastre educativo es inaceptable. No se trata solo de Atacama; es un problema sistémico en todo el país. Y puede ser un problema del Estado -como dijo el ministro-, pero en este minuto el gobierno es quien puede poner la urgencia para lograr soluciones. La reactivación educativa es el mayor desafío de nuestra sociedad, y la inversión en infraestructura escolar es vital para recuperar el tiempo perdido. Cada día que pasa sin soluciones reales es un día perdido en la formación y el futuro de nuestra juventud, y eso es inaceptable.
La indignación que suscita esta situación no debe quedarse en meras palabras, sino que requiere acciones concretas. La Subvención Escolar Preferencial es un claro ejemplo de una oportunidad desaprovechada que podría marcar la diferencia. Desde su instauración en 2008, esta iniciativa ha acumulado en todo el país más de $505.000 millones sin utilizar. Actualmente, el proyecto que flexibiliza la SEP se encuentra detenido en la comisión de educación del Senado, y es urgente revivirlo para que estos fondos se puedan utilizar, por ejemplo, en infraestructura cuando existen casos tan apremiantes como el que enfrentamos en Atacama. No obstante, es crucial recordar que esta es solo una de las muchas acciones necesarias para abordar de manera efectiva esta problemática.
Desde Pivotes hemos hecho todos los esfuerzos para unir a los distintos actores en torno a estas soluciones, con el objetivo de abrir un halo de esperanza a las comunidades educativas. Mediante una inversión adecuada en infraestructura, tecnología y recursos educativos, estamos seguros de que podemos abrir mejores oportunidades. Estamos en el momento propicio para ofrecer a nuestros jóvenes una educación de calidad que les abra las puertas a un futuro más prometedor. No nos quedemos en los lamentos: hagamos que Atacama abra el camino de las soluciones.