El Dínamo

¿Qué recordarán los historiadores del futuro

de la gestión de Boric?

Por: Joaquín Barañao

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Presidente de Chile, observando al territorio

George Bernard Shaw decía que el progreso es imposible sin cambios, y que quienes no pueden cambiar de opinión no pueden cambiar nada.

Pocos sintonizarán más con aquella cita que el presidente de la República de Chile, a juzgar por su trayectoria reciente. Me referiré a solo un ejemplo.

Un breve trabajo de campo de arqueología tuitera revela que al menos desde mayo del ‘16 que el presidente despotricaba contra las vigas maestras de la economía chilena, esas “piedras, palos y frutas” que conforman la parte del león de nuestras exportaciones: “Extractivismo a costa de vida en común que transforma radicalmente la sociedad”.

En su programa de gobierno descueró nada menos que cinco veces a los mineros y sus secuaces:

  • “Un modelo que supere el rentismo y el extractivismo”.
  • “Apoyaremos nuevas alternativas no extractivistas de desarrollo”.
  • “La inversión en ciencia aplicada e innovación en minería es crucial para la superación del extractivismo”.
  • “Una transformación productiva verde que nos permita superar el extractivismo”.
  • “Nuestra Política Exterior Turquesa (…) se contrapone a la lógica extractivista que ha caracterizado los modelos de desarrollo de los países de la región”.

Una vez electo, nombró como Subsecretario de Relaciones Internacionales al paladín dorado de esta lucha.

¿Y cuál será, con distancia, la decisión directamente gubernamental a lo largo de sus cuatro años gestión que generará más recursos?

El acuerdo entre SQM y Codelco. La gran condecoración productiva de la coalición que venía a superar el extractivismo será su venia para el aumento de producción a 300 mil toneladas anuales de mineral. Cuando alguien lea el equivalente a La Trutruca de historia de Chile en 2060, eso es lo que más chances tiene de ser mencionado bajo el subtítulo “gestión económica”. Es verdad que también se han firmado acuerdos con empresas chinas para agregar valor al litio, en línea con el programa, pero son arreglos de mucho menor envergadura.

No cito esto para solo refregar las contradicciones del presidente y así liberar dopamina entre los miembros de mi tribu, o para obtener réditos electorales. No. Lo hago porque Bernard Shaw tenía razón, y nos permite sacar en limpio algo extremadamente útil: bajo la decisión pragmática de firmar ese acuerdo “extractivo”, y más encima con una empresa de empalagosa carga histórica, subyace un atisbo de nuevo consenso que parecía lejano hace solo dos años atrás: Chile encuentra enormes oportunidades en materia de recursos naturales cuyo desaprovechamiento supondría un carísimo error.

Desde luego, esto por ningún motivo implica renunciar a potenciales nuevas avenidas de desarrollo más cercanas a los productos finales –patentes, ciencia, finanzas, turismo– sino solo que no podemos despilfarrar además las vilipendiadas “piedras, palos y frutas”.

En Pivotes seremos los más felices si el nuevo OpenAI surge del Mapocho Valley, siempre y cuando además aprovechemos el potencial minero, energético y silvoagropecuario para hacer de esta una sociedad más próspera. Y tanto mejor que ahora hasta el presidente esté con nosotros en esa.

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