Más allá de las 40 horas: el caso por una mayor flexibilidad laboral, con Elisa Cabezón

Ayer por la tarde, el Senado aprobó de manera unánime el proyecto de ley que reduce la jornada laboral de 45 a 40 horas. Con eso, el texto pasa ahora a un tercer trámite a la Cámara Baja. La historia del proyecto se remonta a una moción parlamentaria impulsada en 2018 por la entonces diputada y actual ministra Camila Vallejo y la diputada Karol Cariola, ambas del Partido Comunista.

En su momento, la idea levantó fuertes críticas, pero a lo largo de estos años fue sumando apoyos a medida que se le fueron introduciendo modificaciones. Después de su paso por la cámara, en enero pasado fue despachada por la Comisión de Trabajo del Senado. El texto establece la gradualidad de la aplicación de este cambio, que se concretará por completo en un plazo de cinco años.

La reducción de la jornada laboral será una realidad, y está en línea con la discusión mayor que en todo el mundo está cambiando o al menos discutiendo el modelo de trabajo. Por ejemplo, actualmente en Estados Unidos y Gran Bretaña se discute la idea de establecer una semana con cuatro días hábiles y tres de descanso.

Para varios especialistas, es justamente en ese norte que la aprobación del proyecto de las 40 horas es un paso positivo: en el objetivo de alcanzar una mayor flexibilidad laboral. La economista Elisa Cabezón es directora de Evidencia del laboratorio de políticas públicas Pivotes, y ha estudiado el impacto de la flexibilidad laboral -o la falta de ella- en el mercado del trabajo, y en especial sobre la brecha de género. Con ella conversamos hoy.

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